PROPUESTA ABUSIVA

Abstract

La crisis social y económica por la que está atravesando nuestro país en estos últimos años, llevó a que la legislación fuera modificada en ciertos aspectos que, a criterio de los señores legisladores, facilitarían la supervivencia de las empresas concursadas, y evitarían que se declararan más quiebras y se salvara la fuente de trabajo, dejando en segundo plano el interés de los acreedores y la protección del crédito. Lo que se busca en un concurso preventivo es lograr un acuerdo entre el deudor y sus acreedores, tratando de apaciguar las diferencias y lograr un equilibrio entre todos los actores, que no debe romperse. Sin embargo, en muchas ocasiones son los acreedores los que se llevan la peor parte. Los concursos preventivos lentamente están siendo utilizados para licuar pasivos. Ya el deudor concursado no busca a través del mismo superar sus dificultades económicas o financieras, sino hacer desaparecer su deuda bajo la fachada de una propuesta que obtenga las mayorías necesarias para su aprobación. Lo que lleva a que el deudor realice maniobras fraudulentas en los concursos preventivos para lograr pagar lo menos posible, y si pudiera, no pagar nada. Mediante el análisis de tres fallos de empresas, dos reconocidas nacionalmente y una local, que solicitaron su concurso preventivo para hacer frente a la crisis económica-social por la que estaba atravesando nuestro país, y en los que hubo planteos de abusividad de la propuesta, llegamos a concluir que, no solo basta cumplir con los aspectos formales para la homologación del acuerdo preventivo, sino que el juez debe realizar una valoración del contenido del mismo. Se evita de esta manera la homologación de un acuerdo abusivo aprobado por la mayoría necesaria, pero perjudicial para los acreedores disidentes, ya que el acuerdo puede involucrar sacrificios desmedidos y fuera de toda razonabilidad.